Chintila (?-639). Reinó desde el 636 hasta su muerte en el 639. Cuando el rey anterior
Sisenando murió, dejo en herencia una monarquía muy debilitada e inestable. Fue nombrado rey por la nobleza y los
obispos en el año 636. Era así como se hacía la ceremonia y la elección, siguiendo una costumbre establecida desde tiempo atrás y según el canon nº 75 del
IV Concilio de Toledo. Con el reinado de
Chintila no se arreglaron los asuntos del reino pues siguió siendo una etapa de inseguridad e inestabilidad. Tuvo continuos problemas, siempre sin solucionar y, según opinan algunos historiadores, tuvo grandes conflictos con las rebeliones surgidas en la
Septimania y en
Galicia. Viéndose
Chintila incapaz de dotar al reino de la seguridad y defensa necesarias, acudió a los obispos y durante los tres años de gobierno se dejó dirigir por ellos, que fueron los verdaderos monarcas, legislando en beneficio propio.